Cómo comprar un Jet Privado y no morir en el intento

Empecemos con un símil surfero ya que estamos en verano. La época dorada del ladrillo ha convertido a muchos capataces de obra en multimillonarios y ahora, muchos de ello han pasado de nuevo a ser peones de albañil. Y que conste que no digo esto por desmerecer a nadie, ellos fueron inteligentes y se subieron en la cresta de la ola surfeando durante varios años pensando que nunca rompería. Cuando lo hizo, muchos ya estaban sentados en el chiringuito con una caipiriña, estos se salvaron, pero los otros se ahogaron revolcados por la ola.
Ahora, en plena crisis, los de la caipiriña están aburridos porque el sector del ladrillo no remonta y no saben que hacer con el dinero que acumularon en su buena época. Pero se mueven con la alta sociedad donde a veces coinciden en una cena benéfica con algún comensal de alta alcurnia que se mueve en Jet Privado y eso les llama la atención. Tanto que, alentados por cualquier "amiguete" vinculado de alguna manera al sector aeronáutico, entran en este negocio atraídos por la "romántica de la aviación". Porque otra cosa no, pero glamour tiene un rato un Jet Privado.
El problema está en que ni el amigo ni él entienden este complicado mundo, tan poco rentable y con altísimo riesgo. Realmente es un negocio que no pinta nada bien cuando se analizan los números pero que es terriblemente atractivo para los nuevos ricos. Tener un Jet Privado es el último grito en el mundo del superlujo.
Pero resulta que es a su vez tremendamente caro. Y claro, nadie quiere tirar el dinero, entonces cuando el "marqués del palustre" se plantea comprar un Jet Privado, lo primero que busca es poder rentabilizar el avión convirtiendolo en un negocio, cosa bastante razonable. ¿Dónde está entonces el error? Pues muy sencillo, en lugar de buscarse un asesor experto en la materia y que tenga dilatada experiencia en el negocio de la aviación ejecutiva, se deja llevar por los consejos del "amiguete, probablemente piloto de línea aérea", a quien conoce en otra de sus cenas, que le cuenta que vuela un avión grandísimo y que lleva a muchísima gente muy lejos. Parece que estas premisas lo situan en lo más alto del ranking de los posibles asesores, pero en su puta vida se ha subido a un Jet Privado, no conoce los costes operativos, ni el mercado y ni siquiera distingue un Mustang de un Phenom!!!. Eso si vuela un Airbus trescientos y pico, pero eso es otra aviación, y por lo tanto, otro modelo de negocio.
El consultor aeronáutico, en cambio, como buen profesional te presentará unos números reales, donde aparecerá su minuta por su asesoramiento, las comisiones por la operación de compra y venta y las posibilidades que tendrá su nueva adquisición en el mercado.
Pero el comprador, deslumbrado por las proezas que el "superamigo" le narra en las sobremesas, optará por escuchar a este que, además, le ha dicho que no le va a cobrar nada, que lo hace por "amor al arte", o a la aviación en este caso, y que ya gana suficiente dinero con su trabajo. Eso si, pactará a espaldas del amigo, una comisión astronómica por la compra del avión, motivo más que probable para que ni la operación salga, ni la amistad se prolongue mucho más alla en el tiempo.
Bueno, este sería el mal menor. El mayor sería precisamente que la operación saliera bien, es decir, que se comprara el avión y que el "amiguete metido a corredor" cobrará su ansiada comisión en uno de los paraísos fiscales que existen para esto. Seguidamente, empezará el "Vía Crucis" para el propietario, que querrá hacer el avión rentable y sufrirá lo indecible para entender el programa de mantenimiento de la aeronave, del que desconocía totalmente que fuese tan caro. Encontrar tripulación sin tener que pagar cada seis meses un curso de habilitación nuevo. Conseguir un operador que no lo termine estafando, y en definitiva, que su avión vuele a un precio superior al coste operativo, es decir, que por lo menos no le cueste dinero cada vez que vuele para otro. ¡Ah!, y durante todo este calvario no busques al "amiguete cirineo",porque ya está en Islas Caimán con un daiquiri y una mulatita por cortesía de Dassault, Gulfstream o Bombardier.

Por eso, si quieres comprar un Jet Privado y no morir en el intento, no te dejes asesorar por cualquiera. Debes contratar a alguien que se dedique a esto, que entienda el sector, muy diferente de las líneas aéreas, y que te diga realmente que modelo te conviene comprar. Porque el precio de una aeronave es el que está publicado en el anuncio que aparece en las páginas especializadas pero eso no es lo que te va a costar, es solo el precio de adquisición. Lo que te va a costar es mucho más... o mucho menos, dependiendo primero de qué, dónde y cómo lo compres y después de quién, dónde y cómo lo comercialice.
Es difícil rentabilizar un Jet Privado, pero guiado por profesionales se puede conseguir. Lo que es verdaderamente fácil es perder mucho dinero con un Jet Privado en manos de cualquiera.
Javier, te he leído y debo decirte que se te ve el plumero... se percibe mucho resentimiento en tus palabras. ¿Quizá algún piloto te ha quitado una de esas tan suculentas comisiones?
ResponderEliminarSaludos.
Estimado Anónimo, tengo que aclararte que nosotros no cobramos "suculentas comisiones" porque no somos meros comisionistas ni intermediarios. Nosotros cuando un cliente nos encarga la compra de un avión, nos hacemos cargo de la posterior comercialización del mismo, de la gestión de la tripulación, de los costes operativos, del mantenimiento, etc. De manera que seguimos vinculados a nuestro cliente y su avión mientras lo vuela. Por lo tanto, pegar un "pelotazo" en la compra de un avión es una práctica que lo único que consigue es apartar para siempre a este inversor del mundo aeronáutico, del que saldrá pensado que está manejado por un puñado de ladrones. Y si, tienes razón, esos intrusos nos molestan bastante, pero no por la comisión, sino por el daño que le hacen a este sector.
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